En la Playa, te espero

 

Mujer mirando el mar 1

Mi pelo era largo, brillante. Mis ojos alegres,  mis labios rojos y palpitantes, mis brazos y mis piernas  estaban listas para el abrazo y la carrera. Así era yo amor mío.

Así era cuando te esperaba, cuando  me miraba en el espejo para verte, cuando te hacia tu plato favorito o cambiaba  las sábanas de esa cama que compartimos tan pocas veces.

Así era yo cuando recibí la terrible noticia. Adoraba tu olor salado y amargo, tus manos ásperas y duras que eran tan dulces eran al rozar mi cara. Adoraba tu ropa llena de sangre y escamas, tus pies morenos, tus ojos negros de fondos marinos.  Joven y alegre, así era cuando recibí la noticia, cuando supe que ya siempre te tendría que añorar.
Hace tanto tiempo, tantos días que te espero, que miro el mar, cuido las olas y canto bajito. Hace tanto tiempo que las nubes son mis sábanas y las redes se han entretejido en mi cabello.

Vengo cada día, cada día espero que aparezcas sonriente con tu gorra en la mano, que saltes las últimas olas que me separan de ti. Mi luto me envuelve, mi luto te espera, mi luto caerá rendido ante tu cuerpo viejo ya, joven todavía. Sé que volverás.

Leo páginas en blanco, páginas que no hemos podido escribir juntos, las leo porque huelen a mar, las leo porque huelen a ti, las leo porque las sirenas se ríen celosas sabiendo que te espero. Paso esas páginas, una cada día,  y levanto los ojos hacia el cielo que se confunde con el mar. Levanto mi mano para saludarte, para atraparte. Sé que estás ahí,  te espero sin ausencia, con la tranquilidad de lo inmenso, con el ruido tranquilo del momento que no pasa.

Esta playa es mi camposanto, mi minuto de arena, mi mordaza y mi anhelo, esta playa soy yo, esa que ya no es la que era.

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